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Receta de Scones Británicos Caseros

Disfruta de unos scones británicos caseros, esponjosos y llenos de sabor

Un clásico de la repostería inglesa para cualquier ocasión

Los scones británicos son una de las recetas más emblemáticas de la repostería inglesa. Estos pequeños panes de textura tierna y ligeramente hojaldrada son ideales para acompañar el té de la tarde, pero también son perfectos para un desayuno o una merienda especial. Su sabor delicado y su versatilidad los han convertido en un básico de la gastronomía británica, sirviéndose tradicionalmente con clotted cream y mermelada de frutas.

Preparar scones caseros es mucho más sencillo de lo que parece y el resultado es infinitamente mejor que cualquier versión industrial. Con unos pocos ingredientes básicos y siguiendo algunos trucos esenciales, puedes lograr scones ligeros, dorados y con una miga esponjosa, listos para disfrutar con tus acompañamientos favoritos.

¿Por qué hacer scones en casa?

Hacer scones en casa permite disfrutar de un producto recién horneado, con un sabor auténtico y sin aditivos artificiales. Aunque existen versiones comerciales, pocas logran la textura perfecta de un scone casero recién salido del horno.

Algunas ventajas de preparar scones en casa incluyen:

  • Ingredientes naturales y de calidad, sin conservantes ni productos procesados.
  • Sabor y textura superiores a las versiones industriales.
  • Receta adaptable con diferentes sabores y opciones, desde scones dulces hasta versiones saladas.
  • Fácil y rápido de hacer, perfecto para preparar en cualquier momento del día.

Los scones combinan a la perfección con mantequilla, mermeladas de frutas, miel o incluso rellenos salados como queso y hierbas.

Secretos para conseguir scones perfectos

Para lograr unos scones con la textura ideal, hay algunos consejos clave que pueden marcar la diferencia.

  • Utiliza mantequilla fría – La mantequilla debe estar muy fría para que los scones queden ligeros y con una textura hojaldrada. Se recomienda cortarla en cubos pequeños o rallarla antes de integrarla con la harina.
  • No amases en exceso – El secreto para unos scones tiernos es trabajar la masa lo menos posible. Cuanto más se manipule, más se desarrollará el gluten y el resultado será más denso en lugar de esponjoso.
  • El grosor adecuado de la masa – Para que los scones crezcan bien en el horno, la masa debe tener al menos 2 cm de grosor antes de cortarlos.
  • Cortar sin girar el molde – Al usar un cortador redondo, es importante presionar hacia abajo sin girar, ya que esto puede sellar los bordes y evitar que suban correctamente.
  • Horneado a alta temperatura – Los scones necesitan una temperatura alta (200°C) para desarrollar su estructura y obtener una superficie dorada mientras el interior sigue siendo tierno.

El origen de los scones: un clásico británico con siglos de historia

Los scones tienen una larga tradición en la gastronomía británica, con orígenes que se remontan al siglo XVIII en Escocia. Originalmente, se elaboraban con harina de avena y se cocinaban en planchas de hierro, pero con el tiempo evolucionaron hasta su versión actual, con harina de trigo y horneados.

En el siglo XIX, los scones se convirtieron en un elemento imprescindible del afternoon tea, introducido por Anna, duquesa de Bedford, quien popularizó esta tradición en la aristocracia inglesa. Desde entonces, los scones se han convertido en un símbolo de la cocina británica y siguen siendo protagonistas en las mejores casas de té del mundo.

Variaciones de scones para todos los gustos

Aunque la versión clásica de los scones es deliciosa, existen muchas formas de personalizar la receta para adaptarla a diferentes gustos.

  • Scones con frutas – Puedes añadir pasas, arándanos secos o trozos de dátiles para un toque dulce y jugoso.
  • Scones de chocolate – Si prefieres un toque más indulgente, incorpora chips de chocolate negro o blanco.
  • Scones cítricos – Ralladura de limón o naranja aporta un aroma fresco y vibrante.
  • Scones salados – Perfectos para un aperitivo o brunch, se pueden preparar con queso rallado, hierbas frescas o incluso con trozos de aceituna.

¿Cómo conservar los scones caseros?

Los scones son mejores cuando se consumen el mismo día de su preparación, pero si necesitas conservarlos por más tiempo, aquí tienes algunas recomendaciones.

  • A temperatura ambiente – Se mantienen bien en un recipiente hermético durante 1 o 2 días.
  • Recalentado en el horno – Para devolverles su frescura, hornéalos a 150°C durante 5-10 minutos antes de servirlos.
  • Congelación – Puedes congelar los scones antes o después del horneado. Si los congelas crudos, puedes hornearlos directamente sin necesidad de descongelarlos, solo agregando unos minutos más de cocción.

¿Por qué los scones caseros son la mejor opción?

Si alguna vez has probado un scone casero recién hecho, sabrás que no hay comparación con los que se encuentran en supermercados.

  • Ingredientes naturales y sin conservantes – Todo lo que necesitas son productos básicos de calidad.
  • Sabor y textura inigualables – Esponjosos por dentro, ligeramente crujientes por fuera.
  • Personalización – Puedes adaptar la receta con diferentes sabores y variaciones.
  • Rápidos y fáciles de hacer – No requieren procesos complicados y están listos en menos de 30 minutos.

Disfruta de unos scones británicos auténticos en casa

Siguiendo estos consejos, podrás preparar unos scones perfectos, con una textura ligera y un sabor irresistible. Tanto si optas por la receta tradicional como si pruebas una variante con frutas o ingredientes salados, estos pequeños panes serán un éxito en tu mesa.

¿Por qué no probar hoy mismo esta receta y disfrutar de la auténtica experiencia de los scones británicos caseros?

¿Te gusta esta receta? Cópiala y guárdala – para tu cocina, cuaderno o publicación en tu blog.

Ingredientes de la receta
250 g de harina con levadura (2 cups)
50 g de mantequilla sin sal, fría y en cubos (3½ cucharadas)
25 g de azúcar (2 cucharadas)
150 ml de leche entera (⅔ cup)
1 huevo batido (para pincelar)
½ cucharadita de sal (1 g)
**Opcionales:
50 g de pasas, arándanos secos o grosellas (⅓ cup) para una versión dulce
50 g de queso cheddar rallado (½ cup) para una versión salada
La cantidad producida por la receta.
Porciones: 8 scones
Instrucciones de preparación
  1. Preparar el horno y la bandeja: Precalentar el horno a 200°C (400°F) y cubrir una bandeja con papel para hornear.
  2. Mezclar los ingredientes secos: En un bol grande, tamizar la harina, la sal y el azúcar. Agregar la mantequilla fría y frotarla con los dedos hasta obtener una textura similar a migas de pan.
  3. Incorporar la leche: Añadir lentamente la leche entera, mezclando suavemente hasta que la masa comience a formarse. Si se usa fruta seca, este es el momento de incorporarla.
  4. Formar la masa: Transferir la masa a una superficie ligeramente enharinada y amasar muy poco, solo lo necesario para que los ingredientes se integren. Un amasado excesivo hará que los scones queden duros.
  5. Extender y cortar: Estirar la masa hasta un grosor de 2 cm (¾ inch) y usar un cortador redondo de 5 cm (2 inches) para dar forma a los scones, presionando sin girar para asegurar un buen crecimiento.
  6. Pincelar y hornear: Colocar los scones en la bandeja, pincelar la superficie con huevo batido y hornear durante 12–15 minutos, hasta que estén dorados.
  7. Enfriar y servir: Dejar enfriar sobre una rejilla y servir con clotted cream y mermelada.
Preparación
15 minutos
Cocinar / Hornear
12 minutos
Tiempo total
27 minutos

Cómo mejorar la receta tradicional de scones británicos

Ajustes sencillos para un mejor sabor y textura

Los scones británicos son una de las recetas más icónicas de la repostería inglesa. Su textura ligeramente hojaldrada y su sabor suave los convierten en una delicia que se puede disfrutar en cualquier momento del día. Sin embargo, aunque la receta tradicional ya es excelente, existen varias formas de mejorarla para obtener scones aún más tiernos, sabrosos y con una miga perfecta.

Algunas de las mejoras más efectivas incluyen la elección de los ingredientes adecuados, pequeñas modificaciones en la técnica de preparación y variaciones que aportan nuevos matices de sabor. A continuación, te explicamos cómo optimizar cada aspecto de la receta para lograr unos scones perfectos.

Elección de ingredientes: calidad y equilibrio

La calidad de los ingredientes influye directamente en la textura y el sabor de los scones. Elegir los mejores productos y saber cómo combinarlos correctamente marcará la diferencia en el resultado final.

  • Harina adecuada – La harina con levadura es la más utilizada, pero si prefieres una textura más aireada, puedes mezclar harina de repostería con levadura química. Para una versión más nutritiva, puedes sustituir hasta un 30% de la harina por harina integral o de espelta, que aportará un ligero sabor a frutos secos.
  • Mantequilla de alta calidad – El uso de una mantequilla con alto contenido de grasa (mínimo 82%) garantiza un sabor más rico y una textura más hojaldrada. La mantequilla debe estar muy fría para crear capas de aire en la masa.
  • Alternativas al azúcar refinado – En lugar de azúcar blanco, se puede usar azúcar moreno, miel o sirope de arce para darle a los scones un toque de dulzura más complejo y natural.
  • Líquidos para mayor esponjosidad – Sustituir parte de la leche por yogur natural, kéfir o suero de leche mejora la fermentación y la suavidad del resultado final.

Errores comunes en la preparación y cómo evitarlos

Incluso con la mejor receta, hay errores frecuentes que pueden afectar la calidad de los scones. Aquí tienes algunos de los problemas más habituales y cómo solucionarlos:

  • Masa demasiado trabajada – La clave para obtener scones tiernos es manipular la masa lo menos posible. Si se amasa demasiado, el gluten se activa en exceso, lo que hace que los scones queden duros. La mezcla debe ser rápida y sin presionar demasiado los ingredientes.
  • Mantequilla caliente o mal integrada – La mantequilla debe estar fría y en trozos pequeños para que, al hornearse, cree pequeñas bolsas de aire que den lugar a una textura ligera. Si la mantequilla se derrite antes de hornear, los scones quedarán compactos y pesados.
  • Masa demasiado fina antes de cortar – Para que los scones crezcan bien en el horno, la masa debe tener al menos 2 cm de grosor antes de cortarlos. Si se estira demasiado, los scones no subirán correctamente.
  • Horno a temperatura incorrecta – La temperatura óptima para hornear scones es 200°C, lo que permite que se expandan rápidamente y adquieran un color dorado uniforme. Un horno demasiado frío hará que los scones se sequen antes de que se cocinen bien.

Alternativas saludables sin perder la esencia

Si quieres disfrutar de scones más ligeros sin renunciar a su sabor y textura, existen varias maneras de hacer la receta más saludable.

  • Harinas alternativas – Sustituir parte de la harina de trigo por harina de almendras o avena aporta fibra y un ligero dulzor natural.
  • Menos grasa sin perder esponjosidad – Sustituir la mantequilla por yogur griego o compota de manzana ayuda a reducir la cantidad de grasa sin comprometer la textura.
  • Disminuir el azúcar – Como los scones se suelen acompañar con mermeladas o cremas dulces, se puede reducir la cantidad de azúcar en la masa sin afectar el resultado final.
  • Scones veganos y sin lactosa – Se pueden sustituir la leche y la mantequilla por versiones vegetales como leche de almendras o avena y margarina sin lactosa.

Variaciones creativas para innovar en la receta

Aunque los scones clásicos son deliciosos, también se pueden hacer muchas versiones personalizadas con ingredientes adicionales que aporten más sabor y textura.

  • Scones con frutos secos – Agregar nueces, almendras o avellanas picadas para darles un toque crujiente.
  • Scones con frutas frescas o secas – Incorporar arándanos, pasas o dátiles mejora la jugosidad de la masa.
  • Scones de chocolate – Añadir trozos de chocolate negro, blanco o con leche para una versión más golosa.
  • Scones salados – Prepararlos con queso cheddar, parmesano y hierbas como romero o tomillo los convierte en un acompañamiento ideal para sopas o ensaladas.

Cómo conservar los scones y mantener su frescura

Para que los scones mantengan su frescura y sabor durante más tiempo, es importante almacenarlos correctamente.

  • A temperatura ambiente – Guardados en un recipiente hermético, se conservan frescos durante 1-2 días.
  • Recalentado en el horno – Para devolverles su textura original, se pueden calentar a 150°C durante 5-10 minutos antes de servir.
  • Congelación – Se pueden congelar tanto crudos como horneados. Si se congelan antes de hornear, se pueden llevar directamente al horno sin necesidad de descongelar, aumentando unos minutos el tiempo de cocción.

Ventajas de preparar scones caseros

Hacer scones en casa no solo garantiza un mejor sabor, sino que también permite ajustar la receta a nuestras preferencias y necesidades.

  • Ingredientes naturales y frescos – Sin conservantes ni aditivos.
  • Textura y sabor inigualables – Horneados en casa siempre quedan más esponjosos y ligeros.
  • Personalización completa – Se pueden adaptar con distintos ingredientes y versiones.
  • Fáciles y rápidos de preparar – Listos en menos de 30 minutos.

Disfruta de los mejores scones caseros

Con estos consejos y trucos, conseguirás unos scones perfectos en cada horneado. Tanto si prefieres la versión clásica como si te animas a probar nuevas combinaciones, estos deliciosos panecillos serán el complemento ideal para cualquier desayuno o merienda.

¿Por qué no probar hoy mismo esta receta y sorprender a tu familia con unos auténticos scones británicos caseros?

Tamaño de la porción
Información nutricional por scone:
Calorias (kcal)
185
Carbohidrato (g)
26
Colesterol (mg)
28
Fibra (g)
1
Proteínas (g)
4
Sodio (mg)
170
Azúcar (g)
4
Grasa (g)
7
Grasa saturada (g)
4
Grasa insaturada (g)
2
Grasas trans (g)
0
Alérgenos

Alérgenos: Contiene gluten (harina de trigo), lácteos (mantequilla, leche) y huevo.

Alternativas para alérgenos y versión sin gluten:

  • Sustituir la harina con levadura por una mezcla sin gluten con polvo de hornear.
  • Cambiar la mantequilla por margarina sin lácteos para una opción sin lactosa.
  • Reemplazar la leche entera con leche de almendras o avena.
  • Para una versión vegana, pincelar con leche vegetal o jarabe de arce en lugar de huevo.
Vitaminas y minerales
  • Calcio (85 mg): Fundamental para huesos fuertes y función muscular.
  • Hierro (1 mg): Importante para el transporte de oxígeno en la sangre.
  • Vitamina B2 (0,1 mg): Necesaria para el metabolismo energético.
  • Magnesio (8 mg): Esencial para el funcionamiento de los músculos y nervios.
Contenido de antioxidantes
  • Selenio (3 µg): Protege las células contra el estrés oxidativo.
  • Zinc (0,3 mg): Refuerza el sistema inmunológico.
  • Flavonoides (de la leche y la mantequilla): Pueden ayudar a reducir la inflamación y mejorar la salud cardiovascular.

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