Rinde 24 galletas (aprox. 30 g cada una), con 20 minutos de preparación, 18 minutos de horneado y 68 minutos en total. Las galletas de mantequilla que se deshacen en la boca combinan mantequilla, azúcar, harina y fécula de maíz, logrando una textura quebradiza y un sabor delicado. Suaves, aromáticas y perfectas para acompañar el café o regalar en ocasiones especiales.

El arte de las galletas que se deshacen: textura, aroma y tradición
Un clásico de mantequilla con sabor delicado y un encanto irresistible
Galletas de mantequilla que se deshacen en la boca, un nombre que por sí solo despierta antojos. Su textura suave, mantequillosa y quebradiza, se funde al primer bocado dejando una sensación cálida y aterciopelada. Preparadas con ingredientes sencillos como mantequilla, azúcar, harina y fécula de maíz, estas galletas destacan por su pureza y equilibrio de sabores. Su color dorado pálido y su aroma a mantequilla recién horneada las convierten en el acompañamiento perfecto para una taza de té, café o chocolate caliente.
A diferencia de otras galletas que dependen de huevos o levaduras, las galletas de mantequilla tradicionales consiguen su textura perfecta gracias a la proporción exacta de grasa y harina. Horneadas lentamente a baja temperatura, mantienen una superficie suave y un interior delicado que literalmente se deshace al morderlas.
Origen e historia de las galletas de mantequilla
El origen de las galletas de mantequilla se remonta a Escocia, donde surgieron como una preparación de lujo reservada para celebraciones y festividades. La receta evolucionó a partir del pan enriquecido con mantequilla y azúcar, hasta convertirse en la versión moderna que conocemos. Durante el reinado de María Estuardo, las shortbread se popularizaron y se consideraban un símbolo de hospitalidad. Con el tiempo, la tradición se extendió por Europa y América, adaptándose a los gustos locales, pero manteniendo siempre su esencia: un sabor mantequilloso puro y una textura que se derrite en la boca.
Por qué te encantarán estas galletas
- Textura perfecta: crujientes por fuera y suaves por dentro.
- Sabor intenso a mantequilla: cada bocado es pura delicadeza.
- Ingredientes simples: solo básicos de despensa, sin aditivos.
- Versatilidad: ideales para fiestas, meriendas o regalos caseros.
- Fáciles de preparar: sin complicaciones ni técnicas avanzadas.
- Elegantes y atemporales: una receta clásica que nunca pasa de moda.
El equilibrio perfecto entre mantequilla y harina
El secreto de su magia está en la calidad de la mantequilla. La mantequilla de alto contenido graso aporta sabor y una textura cremosa que define el carácter de estas galletas. El azúcar se añade en la cantidad justa para suavizar el sabor sin opacar el aroma de la mantequilla. La fécula de maíz actúa como un suavizante natural, aportando esa sensación de fusión en boca que distingue a las verdaderas shortbread.
El proceso de mezclado es igualmente importante: batir la mantequilla con azúcar solo hasta integrar aire, sin excederse, garantiza que la masa se mantenga firme y no se endurezca. Un reposo en frío antes del horneado ayuda a conservar la forma y acentúa la textura arenosa que caracteriza a las mejores galletas de mantequilla.
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Ciencia y textura: el alma de unas galletas perfectas
Las galletas de mantequilla son un ejemplo perfecto de cómo la proporción y la técnica definen la textura. La alta cantidad de grasa impide que el gluten se desarrolle, manteniendo la masa tierna y frágil. Al hornearse lentamente, el calor derrite la mantequilla y crea pequeñas burbujas de vapor que aportan una textura ligera y delicada.
Pequeños ajustes marcan la diferencia:
- El azúcar glass produce un acabado más suave y arenoso.
- El azúcar granulada da un toque de crujido sutil.
- Una pizca de sal realza la dulzura natural.
- Unas gotas de extracto de vainilla o almendra elevan el aroma sin alterar la textura.
Cada galleta sale del horno con un equilibrio perfecto entre sabor y delicadeza, conservando ese color dorado pálido y el aroma que llena la cocina.
Conservación y preparación anticipada
Gracias a su alto contenido en mantequilla, estas galletas se conservan frescas durante varios días sin perder sabor ni textura.
- A temperatura ambiente: guárdalas en una lata o frasco hermético hasta 2 semanas.
- En refrigeración: se mantienen perfectas cerca de un mes.
- Congeladas: la masa o las galletas horneadas pueden conservarse hasta 3 meses.
El sabor mejora con el paso de los días, ya que la mantequilla desarrolla su aroma característico. Son ideales para preparar con antelación, regalar o disfrutar poco a poco.
Tradición y elegancia en cada bocado
Más que un simple dulce, las galletas de mantequilla representan la elegancia de lo clásico y la satisfacción de lo hecho en casa. Su sencillez, aroma y textura las convierten en un símbolo de hospitalidad y en un placer que nunca pasa de moda.
- Precalentar el horno: Ajusta a 165 °C (325 °F) y cubre una bandeja grande para hornear (30 × 40 cm) con papel vegetal. Esto asegura una cocción uniforme y evita que las galletas se peguen.
- Batir la mantequilla: Coloca 225 g de mantequilla sin sal (1 cup) en un bol grande. Bate con batidora a velocidad media durante 2 minutos hasta que quede cremosa y pálida, pero no derretida.
- Añadir el azúcar: Incorpora 60 g de azúcar glas (½ cup) y bate 1 minuto más hasta obtener una mezcla ligera y esponjosa. Raspa los bordes del bol con una espátula para integrar bien.
- Agregar la vainilla: Añade 5 ml de extracto de vainilla (1 cucharadita) y mezcla brevemente. La mezcla debe oler dulce y aromática.
- Mezclar los ingredientes secos: En otro bol, combina 260 g de harina (2 cups), 30 g de fécula de maíz (¼ cup) y 1 g de sal (¼ cucharadita). Remueve con un batidor manual para eliminar grumos y lograr una textura uniforme.
- Unir las mezclas: Agrega la mezcla seca poco a poco a la mezcla de mantequilla, en tres partes. Bate a velocidad baja tras cada adición hasta que se incorpore. No sobrebatas. La masa debe verse suave y ligeramente arenosa, pero mantenerse unida al presionarla con los dedos.
- Formar la masa: Coloca la masa sobre una superficie ligeramente enharinada. Amasa suavemente 2–3 veces hasta que esté lisa. Extiende con rodillo hasta 1 cm de grosor y corta círculos de unos 5 cm de diámetro con un cortador redondo o rizado. Reúne los recortes y repite.
- Enfriar las galletas: Coloca las piezas sobre la bandeja preparada. Refrigera durante 30 minutos antes de hornear para evitar que se deformen y mantener bordes definidos.
- Hornear: Hornea durante 18 minutos, o hasta que los bordes estén ligeramente dorados y la parte superior se mantenga clara. Si aún no están doradas, hornea 2 minutos más.
- Enfriar correctamente: Retira del horno y deja enfriar 5 minutos en la bandeja. Luego transfiere a una rejilla y deja enfriar por completo durante al menos 30 minutos. Esto evita la humedad y mantiene la textura crujiente.
- Servir y guardar: Cuando estén frías, sirve o guarda en un recipiente hermético. Las galletas tendrán un aroma mantequilloso y se desharán en la boca.
FAQ question¿Qué hace que las galletas de mantequilla se deshagan en la boca?
El secreto está en la alta proporción de mantequilla en la receta. La grasa cubre las partículas de harina e impide que se forme gluten, dando una textura muy tierna y delicada. Además, el horneado lento y a baja temperatura permite que se derritan sin secarse.
FAQ question¿Puedo preparar galletas de mantequilla sin fécula de maíz?
Sí, aunque la textura cambia ligeramente. La fécula de maíz aporta suavidad y una sensación más fina al paladar. Si no tienes, puedes usar harina de arroz o más harina de trigo, aunque las galletas quedarán un poco más densas.
FAQ question¿Cómo evitar que la masa se deforme durante el horneado?
El paso más importante es refrigerar las galletas durante 30 minutos antes de hornear. Esto endurece la mantequilla y ayuda a conservar la forma. También es fundamental no sobrebatir la masa y usar mantequilla fría al inicio del proceso.
FAQ question¿Se pueden hacer galletas de mantequilla sin gluten?
Sí. Sustituye la harina por una mezcla sin gluten que contenga harina de arroz y fécula de patata, y añade ½ cucharadita de goma xantana para mantener la estructura. El resultado será igualmente tierno, aunque con una textura ligeramente más suave.
FAQ question¿Cuánto tiempo duran las galletas de mantequilla y cómo se guardan?
Se conservan hasta 2 semanas a temperatura ambiente en un recipiente hermético. Si quieres mantenerlas por más tiempo, congélalas hasta 3 meses y descongélalas a temperatura ambiente antes de servir. Con el paso de los días, su sabor a mantequilla se intensifica.
FAQ question¿Puedo añadir sabores o coberturas a esta receta?
Sí. Puedes incorporar extracto de vainilla, almendra o ralladura de limón para variar el sabor. También puedes decorar las galletas frías con chocolate derretido, azúcar glas o trozos de fruta confitada, siempre en pequeñas cantidades para no alterar su textura.
FAQ question¿Por qué mis galletas quedaron duras en lugar de suaves?
Probablemente se amasó demasiado la masa o se añadió demasiada harina. Esto genera gluten y endurece las galletas. Mezcla solo hasta integrar los ingredientes y utiliza medidas exactas. Batir la mantequilla y el azúcar correctamente al principio garantiza una textura ligera y quebradiza.
He probado muchas versiones de galletas de mantequilla durante mis años de repostería profesional, buscando siempre el equilibrio entre textura y sabor. Este tipo de masa me ha enseñado que la técnica y la temperatura son claves para lograr ese punto que literalmente se derrite en la boca.
PEKIS – chef profesional y desarrollador de recetas con más de 25 años de experiencia, especializado en cocina europea e internacional.
Sabor mantequilloso y textura perfecta
Cada bocado de estas galletas de mantequilla revela el equilibrio ideal entre dulzura y suavidad. Su textura quebradiza se funde al instante, dejando una sensación cremosa y un aroma irresistible. Con ingredientes sencillos y un proceso rápido, son el ejemplo perfecto de cómo lo clásico nunca pasa de moda. El horneado lento permite que la mantequilla desarrolle su fragancia y que cada galleta conserve un tono dorado y una estructura delicada.
Preparación fácil y resultados garantizados
Esta receta ofrece resultados constantes y profesionales, incluso para quienes hornean por primera vez. Con pasos simples, tiempos precisos y consejos sensoriales claros, cualquiera puede conseguir galletas que parecen salidas de una pastelería. La masa se manipula fácilmente, se puede congelar y conserva su forma perfecta después del horneado. Su textura uniforme y su sabor equilibrado hacen que cada lote sea un éxito seguro.
Adaptable para todos los gustos y dietas
Las galletas de mantequilla se adaptan con facilidad a diferentes necesidades. Para una versión sin gluten, basta con usar una mezcla especial y un toque de goma xantana. Para quienes evitan los lácteos, la mantequilla puede reemplazarse por margarina vegetal sin perder su suavidad característica. Aromas como vainilla, almendra o limón aportan un toque personal sin alterar la textura que las hace únicas.
Ideales para cualquier ocasión
Pocas preparaciones representan tan bien la elegancia de lo simple. Estas galletas son perfectas para navidades, meriendas, bodas o regalos caseros. Acompañan de forma deliciosa un café o una infusión y se conservan frescas durante días. Su sabor mejora con el tiempo, convirtiéndolas en un clásico atemporal.
Las galletas de mantequilla son un tributo a la repostería tradicional: fáciles de preparar, versátiles y siempre irresistibles.
Alérgenos: Contiene gluten y lácteos (mantequilla).
Sustituciones:
- Sin gluten: Sustituye la harina de trigo por una mezcla sin gluten que contenga harina de arroz y fécula de patata. Añade ½ cucharadita de goma xantana para mantener la estructura.
- Sin lácteos: Sustituye la mantequilla por margarina vegetal en la misma cantidad. El sabor y la textura variarán ligeramente.
Vitaminas y minerales (por porción):
- Vitamina A: 120 µg – favorece la salud ocular y el sistema inmunitario.
- Calcio: 6 mg – contribuye a la fortaleza ósea.
- Hierro: 0,2 mg – ayuda al transporte de oxígeno.
- Magnesio: 2 mg – apoya la función muscular y nerviosa.
- Potasio: 15 mg – mantiene el equilibrio de líquidos.
Antioxidantes (por porción):
- Vitamina E: 0,1 mg – protege las células del daño oxidativo.
- Betacaroteno: 20 µg – promueve la salud de la piel y la vista.
Estas galletas de mantequilla que se deshacen en la boca logran una textura quebradiza y delicada, con un aroma suave y un sabor que combina la dulzura perfecta con el toque clásico de la mantequilla.





